Aquí nos encontramos, en nuestra primera participación dentro del proyecto “The Session”. La propuesta de la gente de Boak & Bailey ha sido realmente muy original y ha contribuido a traer no pocos recuerdos gratos a mi mente.
Como comenzó todo? Básicamente siempre me ha gustado probar diferentes cosas en lo relativo a la comida y a la bebida, esto sumado a un arraigado aprecio por la cerveza no podía llevarme a otra cosa que no fuera a descubrir el mundo de la “buena cerveza” (“buena cerveza” porque por éstas tierras lamentablemente se hace necesario distinguir la “buena cerveza” de la que la mayoría de la gente toma).
Creo que el aprecio por la buena cerveza siempre estuvo ahí. De hecho, desde mis primeros tiempos de bebedor de cerveza, sentía que había algo “no del todo satisfactorio” en las cervezas industriales (Quilmes más que nada por estas latitudes): demasiada carbonatación, casi no tenían gusto, y el que tenían no era el más agradable… demasiado artificial. En fin, el concepto de cerveza parecía atractivo, pero evidentemente las cervezas disponibles tan solo servían para entonarse un poco y… nada más.
Los recuerdos que tengo asociados con mi descubrimiento de la “buena cerveza” comienzan hace 6 ó 7 años y, paradójicamente, se mezclan con aquellos años posteriores a la crisis del 2001 y que significó por un lado la extrema, y aún no recuperada, reducción de oferta de cervezas importadas y, por el otro, el surgimiento de las cervezas artesanales y de cerveceros caseros que esa situación favoreció y aceleró.
Dos cervezas vienen a mi mente como las primeras “cervezas diferentes” que recuerdo llamaron mi atención. Por un lado recuerdo muy claramente haber probado una noche en Van Koning una Leffe Blond, que me llamó muchísimo la atención por lo que entonces me parecía un sabor muy complejo y especiado. Otra cerveza que también recuerdo como diferente por esos años era El Bolsón. No recuerdo cual estilo era, pero la recuerdo frutada, y de mucho más calidad (aunque paradójicamente mas parecida a una cerveza casera) que los productos actuales de ésa cervecería.
También recuerdo otras cosas, como un viaje a Mar del Plata en 2002 ó 2003. Frente al hotel donde estábamos había un supermercado que vendía una marca hasta entonces desconocida por nosotros, “Antares”. Recuerdo, junto con un amigo, ir cada tarde a comprar varias botellas de dos tercios de “la roja” o de “la rubia”. Estábamos maravillados era una cerveza riquísima, de la que no habíamos escuchado nunca y se vendía tan solo a un par de pesos mas que la Quilmes, sin embargo la distancia entre los dos productos era enorme.
Luego vino la idea de empezar a hacer cerveza en casa, lo que me llevó a profundizar mis conocimientos sobre los estilos, su historia y a la vez me dio otra perspectiva sobre la cerveza misma.
En fin, creo que todo empezó como una mezcla de curiosidad, casualidad y entusiasmo. Algunos de mis amigos me han acompañado, y me siguen acompañando, en el descubrimiento de la “buena cerveza”, aunque ninguno tan sumergido (obsesionado?) como yo.
De alguna manera, creo que el amor por la cerveza siempre estuvo ahí.
4 comentarios:
Tenemos historias parecidas. Lo nuestro empezó más que nada gracias a nuestra curiosidad.... Si todavía viviese en Argentina, seguro estaría tomando Antares, Nuevo Mundo, etc....
muchas gracias por esta entrada - creo que es la primera (y unica?) en que un crisis economico ha sido una influencia...
Crei que habia dejado un comentario aqui, pero al paracer, no.
Me gusta esta entrada mucho - !creo que es la unica que menciona el crisis economico como catilizador!
Puede ser Boak, Argentina es un pais bastante unico =P.
Max, sin dudas que si estuvieses aui tomarias Antares y Otro Mundo... creo que por tu apreciacion por las artes culinarias en general ademas serías un fuerte candidato a cervecero casero!
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